Truncu 'e Molas
Este yacimiento está situado al sur del actual casco urbano de Terralba (provincia de Oristano), junto al canal moderno del río Mògoro. Truncu’e Molas se excavó y estudió en 2007 y 2009. Se excavaron algo más de 1000 m2, y tras retirar los niveles superficiales se pudo comprobar que el yacimiento estaba muy dañado por los trabajos agrícolas modernos, sólo se conservaban estructuras subterráneas y algún trozo de pavimento. Pero el material arqueológico era muy abundante.
Entre las estructuras conservadas hay varias trincheras de fundación de muros, pero no es posible reconstruir la planta de la granja en su conjunto. Sin embargo cabe destacar el hallazgo de dos pozos, una fosa con ánforas y unas cubetas. Los pozos son de forma oval y ambos están construidos de forma similar, un doble paramento de construcción desigual. No hay brocal aparentemente, pero el ensanchamiento de una de las paredes en el lado oeste podría interpretarse como una posible estructura adosada, un poyo o un abrevadero. No puede descartarse la posibilidad de que se tratase de una noria.
Las tres ánforas conservadas en un fosa excavada en la arena sin más estructura habían sido seccionadas por la mitad y las partes inferiores clavadas verticalmente. Posiblemente se trata de una despensa para la conservación de alimentos, de las que conocemos ejemplos en Cerdeña (S’Imbalconadu) e Ibiza (Can Corda).
Finalmente, las cubetas recuperadas resultan fundamentales para conocer las actividades de la granja al menos en la última fase de su existencia. Ha sido posible documentar dos cubas de planta rectangular, con unas dimensiones y una profundidad similares (1,34 x 0,90 x 50 y 1,43 x 0,93 x 50 m).
Este tipo de estructura es frecuente en diversos lugares de Mediterráneo occidental, en particular en la Península Ibérica. Se identifican como elementos de un lagar, y en nuestro caso la posible producción de vino viene confirmada por la presencia de pepitas de uva y el hallazgo de dos pequeños corquetes de bronce para trabajar la vid. Finalmente un interesante análisis llevado a cabo en la Universidad de Birmingham sobre el enlucido de las cubetas delata la presencia de vino.
El conjunto de materiales recuperados permite fechar la ocupación del lugar a partir de inicios del siglo IV a.J.C., y el abandono en torno al 200-175 a.J.C.