La introducción del islam en el siglo VIII llevó aparejada la introducción de nuevos modelos monetarios que, durante más de cinco siglos, incluyeron de nuevo el uso de monedas de oro, plata y bronce, caracterizadas por la ausencia de imágenes y reconocibles por sus diseños invariablemente de epigráficos. Estas nuevas piezas fueron el dinar de oro, el dirham de plata y el felús de cobre, aunque fueron muy escasos los momentos en que se acuñaron las tres denominaciones a la vez. Éstas denominaciones evolucionaron a lo largo del tiempo, tanto en sus aspectos formales como metrológicos, en función de los distintos gobiernos que se sucedieron durante todo el período de la presencia musulmana en el territorio valenciano. Durante esta época se acuñaron monedas en Denia, Xàtiva, Valencia y Alpuente.